Es que yo no me acordaba de lo bonito que puede ser el frío.
Que salga vaho de la boca al hablar, las botas, los gorros, y todo eso. Porque
lo de pensar que Noviembre es casi tan frío como yo acababa siendo un vicio. Y
ya no me gustaba. Últimamente los domingos tienen algo de gravedad, de esa que
ayuda a uno a quedarse cerca del planeta, y a que nadie esté de más.
Es por eso que últimamente aquí sobra el espacio emocional. Luego está mi tendencia a desaparecer, a
alejarme de citas astrománticas y de las frases de poeta. A veces pienso en lo lejos
que ha estado siempre la gente. En la distancia de seguridad. Y me quedo callada.
Tan callada.
Pero yo me creo lo de que el tiempo es el mejor autor.
Y, ¿sabes? El día en Venus dura más que el año…