Frozen


Me contó sus fracasos, intentó explicarme cómo se sentía. Necesitaba a alguien que conociera su mundo de piedra y hielo.
Intentó poner palabras a su invierno; quería hacerme comprender lo que sentía al perder el camino.
Me miró antes de darme la espalda. Sus ojos, mezcla de ira y compasión, no encontraban los míos. Me había convertido en otro fracaso.
No pude decirle que vivíamos juntos desde hacía demasiado tiempo. Se alejó inconsciente de que compartía conmigo cada segundo de dolor, cada vacío.
Mi camino era demasiado oscuro y yo debía esconder mi realidad.
Funcionó. Se fue maldiciendo mi sonrisa despreocupada y no percibió mi aliento gélido.
Nunca sabrá que yo le miraba desde arriba, que recorro sus calles frías, empedradas.
Debía ser así.
Había demasiada gente que creía conocer la música del frío. El sonido de la brisa invernal que te corta las mejillas. Solo tuve que esconderme entre ellos.