Café


“Nada funciona. No puedo soportar eso de que el tiempo haga lo que quiera. No nos espera, no llega cuando le esperamos, desaparece o corre demasiado. Las personas nos defraudan, nuestros corazones se rompen. Nadie te abraza cuando lo necesitas, las cosas no siguen su camino."

Somos los poetas de la caída. Naturaleza animal, la tragedia se acumula en nuestra sangre. Hace ya tiempo que forma parte de nosotros, haciéndonos firmar acuerdos tácitos, lejos de miradas curiosas.
Abrazos de camaradas cuando gritamos con los ojos que no podemos más.
Gritar con los ojos…
A veces las personas comparten esencia, pero eso duele demasiado como para aceptarlo. Hace tiempo dejó de importarme y ahora solo vivo para sentir cómo me roza este mecanismo de vida, poniéndome los pelos de punta. Dándome de respirar.
Y en mi cama de cenizas, y en tu mundo de hormigón: seguimos aullando.
Llámame, porque volverá. Con los brazos abiertos, desde una mirada demasiado polar. ¡Con las estrellas, los caminos empedrados, la música irlandesa, el dolor que apaciguar!
Sígueme ahora que sé cómo esconderme, porque créeme… llegará.
Compañero, el invierno siempre vuelve.
Hogar maldito, hogar, dulce hogar.