IRON WILL


                                                                                                     
       
                                                                       
                                       
 La gente me hace pensar que mi esfuerzo es inútil. No creo que el mundo valga la pena. No creo que muchas personas valgan la pena. Nadie va a ayudarme, nadie va a decirme que es una buena idea. Nadie va a luchar conmigo.
Y a pesar de eso, la dificultad de todo soy yo. Me grito desde dentro, y me miro al espejo para verlo claro: soy el obstáculo que se interpone entre mis sueños y yo. No, sin duda no soy quien quiero ser.
Pero sigo en pie. Seguir, seguir, seguir. Siempre seguir. Siempre levantarse de nuevo.
A mi enfermizo parecer los típicos discursos motivacionales están vacíos y no son realistas. Yo escribo esto desde el corazón y pondría la mano en el fuego por cualquiera de mis afirmaciones.
No voy a mentir.
Creo que hay salida. Para mí y para todos los que están encerrados.
Creo que lo de la luz al final del túnel es mentira. Yo no la veo, nadie la ve. Creo que hay que caminar a oscuras y la gente se empeña en negarlo.
Tampoco creo que nadie pueda ayudar a nadie. Nadie está ahí para decirme que lo estoy haciendo bien, que saldré, que aún tengo brillo en los ojos. Soy yo quien tiene que convencerse de todo y seguir. Y decir que cada paso vale la pena. Y creerlo.
Una vida, una oportunidad. Nada es fácil y nada va a serlo. Nada suena bien y todo suena demasiado.
A veces hay que volverse loco y enseñar los dientes para poder continuar.
Voy a tomar decisiones y me voy a equivocar. Voy a retroceder y voy a perderme. Voy a sufrir. Cuando algo vaya bien, el mundo me dirá que es mentira. Y voy a estar sola cuando todo eso pase.
Pero no hay nada más fuerte que la voluntad de una persona. Y desde que supe eso, solo pienso en continuar.