Yo.

¿Locos? Los locos sois vosotros, que soñáis con vivir en medio de una masa de edificios grises, muertos. Locos sois vosotros, que soñáis con pisar a vuestros semejantes…

Yo vivo entre paisajes que exhalan vida, jubilosos, henchidos de profundidad, como unos ojos… Yo hablo con el rumor de los ríos, con la luna y con el rozar de mis dedos en tu espalda. Yo no he perdido mi capacidad de comunicación… No, yo hablo con el mundo. Yo sé hablar en silencio.

Así que no invoquéis mis lágrimas encerrándome entre paredes, palabras, hechos o miradas. Yo me hago un canuto con vuestras etiquetas, y me fumo la vida que no puedo ver pasar.

Locos vosotros, que no soñáis con tener alas en los pies.

Se horrorizan mis ojos al ver que cambiáis los parajes de Bécquer por una autopista… Y se me paraliza el cuerpo si pienso que solo yo comparto los delirios de Nietzsche.

Locura vuestras prisas, vuestro humo y vuestra falta de humildad.


Pienso y le doy la vuelta a a todo, de costado y boca abajo, y aún sin entender… Y llego a pensar que las camisas de fuerza, valen más para funcionarios que para aquellos encerrados.

Mas si esta es la realidad, la haré desvanecer con un soplo. Y antes hallaré la verdad entre las páginas de mis libros y mis cafés de madrugón, que entre los billetes que ansiáis.






Tal vez no haya hecho yo, sino recuperar la cordura que anhelan vuestras almas.