LOCO,

Quise pasar el invierno abrigándome con las almas de la gente y me congelé en las atestadas aceras. Todos eran seres grises, solo carne y hueso.
¿Para qué querían un corazón? ¿Para convencerse de que podían amar? No, yo no amo como dicta una canción de los 40.
Y en un intento por salvarme del asfalto, del vacío de esas personas, cerré los ojos para ver. Y pude observar, por un instante, lo que tantos cuerpos me impedían ver. ¿Ciego el mundo o demente yo?
Te vi a ti… desde dentro. Con tu Credo bajo el brazo y la música en los ojos, los ojos . . .  
Olías a café y sueños. Tú, color granate, con un destino y una cruz, tan pesada . . . Quise cogerla, quise salvarte. Me astillé el corazón .
Intenté volver al mundo. Abrí los ojos y ahora todo era granate, todo eras tú; dolía más que antes . . . El invierno tan frío y mi hogar tan lejos, tan imposible.
Tú y yo escribimos un mismo Credo en las noches de insomnio. Aunque nunca lo sabrás.
Fin.
Te diría adiós con un "te quiero" si no lo hubieran desgastado tantas bocas. Si no fuera tan cobarde.
-Murder-