Primavera.

Se despertó. Estaba tirada en la hierba, ni siquiera recordaba cómo había llegado hasta allí. Se levantó y caminó, sin expresión alguna en su rostro. Con su esqueleto guiado por su estúpido corazón, llegó a aquel árbol. Donde tiempo atrás habían grabado sus nombres con besos…
        
Dejó escapar una de esas sonrisas despreocupadas, que parecían mitigar el dolor; y solo parecían, pues el  firme brillo de sus ojos terminaba siempre por delatarla.
Se despojó de su sucia cazadora de cuero, de sus botas, de todas esas pulseras que parecían desafiar a todos, menos a ella.
      
Y una vez más, comenzó a correr. Pero esta vez era distinto… La escarcha rozaba ya su fin, había desaparecido casi por completo. Los intensos rallos de sol que se filtraban entre las ramas evidenciaban la llegada de la primavera. Todo  parecía desperezarse tras el frío invierno, con un ritmo lento, en armonía, dejándose arrastrar por la suave brisa, que se llevaba también la oscuridad. Cobrando un brillo más hiriente… Y es que todo puede doler más.
     
Notaba sus músculos agarrotados, había perdido la cuenta de los días que había pasado allí tumbada.  A pesar de ello, continuó. Con más fuerza que nunca, la respiración agitada, y, una vez más, su sonrisa. Apretaba los puños, y aún más los músculos, tirando de sí y sin tiempo para volverse. Forzando todavía más la respiración. Aún podía aguantar más, no habría tregua.
     
Esta vez era distinto, porque corría para salvarse. Necesitaba sentir algo.
        
Wake up.
-Murder-