¿Vas a rendirte?

fPuede que no haya nada por salvar en las aceras. Camino arrastrando mis pies, ahora no más pesados que mi alma. Miradas vacías perceptibles a la legua, que se cruzan con la mía en una fracción de segundo, desconcertadas por mi sombrío rostro, sin tabúes a mostrarse abatido.
Puede que este demacrado y desmejorado cuerpo no vuelva a ser el de antes. Y puede que cuando mi piel marchita parezca papel, aún sean visibles las cicatrices de cada arrebato de furia.
No puedo salvar a la gente que he perdido, no puedo borrar la expresión de lo sufrido, en unos ojos que ya no quieren ver más.
Pero sé que mi  corazón sigue ahí. Duele acordarse de tus días y sentir otra vez ese pesar, duele evocar tu olor, el tacto de tu piel, el sonido de tu voz, y sentir que todo está dentro de mí, aferrándose a los lugares más recónditos del alma, sin querer salir. Duele estremecerme al darme cuenta, duelen tantos sentimientos matándose entre ellos, uno sobre otro, para dar lugar a lo de siempre, incierto.
Voy a gritar hasta rasgarme la garganta. Voy a gritar mientras todos hablan y nadie escucha, mientras el vivir se va alejando y mi causa muriendo, mientras la lluvia cae y tose el cielo.
Secar al sol este corazón, salvarlo de mi mente. De espaldas a ti, renegando otra vez del mundo, pactaré si es preciso con el diablo, para que me saque de aquí.
Mientras el suelo parece burlarse de mis pasos lentos, me llenan de nuevo esas palabras.
Luchar, vivir, sentir, seguir.
Y es entonces cuando recuerdo que lo llevo por lema y por bandera, y empiezo a correr…
-Murder-