Sombra.

No puedo evitar estremecerme cuando abro los ojos y contemplo la semioscuridad.
No puedo evitar tener miedo;  miedo a poder distinguir de entre las sombras algún recuerdo, miedo a que, sin luz y sin nada que me despiste, el dolor no pase desapercibido. Miedo a abrir los ojos y no verte, a dejar de soñarte, por si te vas.
Y sobre todo miedo a pensar, miedo a que este tormento vuelva a cebarse conmigo, miedo que tantas noches fue mi amigo, en el que no volveré a confiar…
Evito llorar, evito pensar, y ojalá pudiera no sentir. Por eso, anoche, enterré mi cabeza en la almohada, una vez más.
-Murder-