Que se extingan los poetas

Nada rompe el silencio helado e infinito que nos arropa como una maldición. Llegará el día en que los aullidos destierren a las palabras y estas abandonen su tiranía y se extingan para siempre. Dejarán de de profanar las almas y de arrancar medias verdades para dar paso a nuestros latidos como nuestro propio eco.

Entonces una mirada será suficiente.