Te lo prometo

Los castaños bostezan. La cúpula azul amenaza con caer sobre la ciudad. Los corazones olvidados anidan sobre los tejados. El viento duerme entre las piedras de la catedral. ¿Pero me atreveré a cuestionar al mismo Sol, si dicen que hay cosas imposibles?
Nosotros nos besamos averiguando los movimientos del mar; como náufragos buscando desesperadamente la porción de tierra seca, ¡como quien, tumbado a la sombra, se siente tan real y tan sincero y tan consciente por primera vez, como un nuevo principio, con su peso sobre la Tierra y el peso de la Tierra sobre él! Respiramos la pasión, como el momento en que la boca del hombre se hace hocico, y solo entonces, con sus patas rompiendo las hojas secas, puede asegurar que ciertamente existe.
Si te detienes y observas puedes ver las vidrieras del atardecer inmolarse, en tempo a capriccio...
Te lo prometo, yo lo sé.