Es ese dolor, el que crece hacia dentro. No puede verse, pero mr consume demasiado rápido. He de luchar contra él cada noche, con miedo a no volver a despertar si me duermo, si bajo la guardia.
Buscándote, día tras día. Intentando averiguar dónde te escondes, buscando fuerza donde no la hay para no perder esa esperanza. La de encontrarte. Y encerrarte, para que no aparezcas siempre, con esa expresión de burla, destrozando todo por lo que lucho a cada segundo, intentando consumir el oxígeno que me mantiene viva.
Encerrarte y tirar la llave al mar, sin perder antes la cordura. Decirte que he recibido las mismas patadas que tú, que me duelen el estómago y el corazón, que el alcohol no cura. Que tal vez, las almas que los dos hemos perdido, se encuentren algún día. Desde hoy, será demasiado tarde.
Que si esto que has creado va a consumirme, que lo haga ya. No quiero despertarme siempre al borde del precipicio.
Que ahora entiendo tus noches, todas y cada una de ellas. Que nadie puede respirar bajo el agua. Y si es cierto que solo tú puedes sacarme de aquí, he comprendido que es este mi final.
