Cuando caiga la noche, cuando los recuerdos y el dolor se aferren a ti, tirando de tu garganta, extinguiendo el aire de tus pulmones…
Cuando tus lagrimales amenacen con romper la armonía de la oscuridad, brillando atormentados por un sueño…
Cuando la boca de tu estómago se cierre, intentando que el dolor no aprisione tu alma, cuando estés perdido, cierra los ojos.
Y es entonces cuando debes apretar tus puños y tu mandíbula. Y es entonces cuando el pulso no te puede fallar.
Tú no puedes caer, tú lo llevas tatuado en el alma, grabado a fuego en cada palabra que sale de tu boca.
En tus ojos puede verse un sueño, que tantas veces te hace sangrar por dentro, que tantas veces te llena…
Que no se derrumben los muros que te obligan a mirar al frente, que no venza el pánico una vez más.
La línea que a todos nos separa del triunfo a ti te deja exento. Nadie dijo que fuera fácil portar en lo más profundo de tus entrañas la clave de la victoria…
Cuando hayas caído en tu propia trampa, cuando estés bajo tierra, cuando no sepas quién eres, ni por qué vives, cuando dudes de tu ambición, cierra los ojos…
Y es entonces cuando debes gritar, y, guerrero, procura que no te tiemble la voz.
Cuando tus lagrimales amenacen con romper la armonía de la oscuridad, brillando atormentados por un sueño…
Cuando la boca de tu estómago se cierre, intentando que el dolor no aprisione tu alma, cuando estés perdido, cierra los ojos.
Y es entonces cuando debes apretar tus puños y tu mandíbula. Y es entonces cuando el pulso no te puede fallar.
Tú no puedes caer, tú lo llevas tatuado en el alma, grabado a fuego en cada palabra que sale de tu boca.
En tus ojos puede verse un sueño, que tantas veces te hace sangrar por dentro, que tantas veces te llena…
Que no se derrumben los muros que te obligan a mirar al frente, que no venza el pánico una vez más.
La línea que a todos nos separa del triunfo a ti te deja exento. Nadie dijo que fuera fácil portar en lo más profundo de tus entrañas la clave de la victoria…
Cuando hayas caído en tu propia trampa, cuando estés bajo tierra, cuando no sepas quién eres, ni por qué vives, cuando dudes de tu ambición, cierra los ojos…
Y es entonces cuando debes gritar, y, guerrero, procura que no te tiemble la voz.
-Murder-
