Say goodbye...

Con el ceño fruncido y malhumorado, se dispuso a leer aquel sucio papel, ya que parecía que no iba a tener otro remedio.
-
“Me voy. Puede que un cuerpo siga aquí mañana, puede que no, y la verdad es que no importa. Una vez extinguidos el fuego y los gritos, cuando ya no quedan sentimientos que se maten entre sí, el escenario recibe a las lágrimas, temeroso a causa del final de la obra. Apenas audible, un goteo de sangre como ruido de fondo, y silencio todo lo demás.
No sé qué parte de mi está escribiendo esto; tampoco sé qué parte de mí desea que lo leas, irrevocable y estúpida en su decisión, pero puedo asegurar que ambas partes son desgarradoras, y aún más cuando se juntan en algún punto con las demás, amenazando con traer de vuelta la tormenta.
¿Acaso pueden devolverte la vida más de una vez? Supongo que no, y grito que no voy a pensarlo, que precisamente por eso me voy, porque no es este mi mundo.
No podría sobrevivir por mucho tiempo golpeándome con el suelo de este escenario, empapado por mis lágrimas, que parecen no tener fin cuando llevan tu nombre. Y siempre había tenido la solución ante mí, en mis propios ojos. Tan fácil como mirarse en un espejo y decidir…
Por eso me voy, porque tu guerra no es la mía, para buscar un lugar donde pueda gritar, gritar hasta desgarrarme la garganta, hasta ahogarme, correr sin nadie con quien chocarme… Desenterrar lo que tanto añoro. Eres consciente de que en mi mundo nunca hubo espacio ni tiempo, por tanto la posibilidad de que esto sea una despedida queda reducida a cero. Te quiero.”
-
Como siempre, las palabras de aquella chica parecían estar cifradas, escritas en otro idioma para él. Y la verdad es que estaba harto. No, el malo no era él. Él no era el quien se había marchado…
Silencio.














-Murder-